jueves, 27 de octubre de 2011

Caballos salvajes y un puntero desbocado

Perotti es capaz de organizar marchas, llenar de basura la calle, putearte, escupirte o mandar a uno de sus muchachos a que te “acorralen a trompadas” como correctivo disciplinario. Cobra honorarios por sus acciones políticas, transa con la policía y arregla límites con los narcos. Un patriota que alquila sus servicios a quien guste pagar. Mercenario de la villa.
El Gitano Perotti es el personaje que el actor Julio Chávez muestra en la teleserie El Puntero que produce Suar para Canal 13. Un reflejo del submundo clientelar político. “Deberé hablar con el productor. Mucho no me gusta que ese personaje tenga mi mismo”, dijo esta semana el candidato a diputado nacional más votado de la provincia, Omar Perotti. “A pesar de la gran actuación de Julio Chávez, es un personaje despreciable”, insistió.
La coincidencia es cruel. Que un bastardo inescrupuloso lleve tu mismo nombre no es muy cómodo. Y eso lo vive Perotti, el nuestro, el santafesino.
Límites entre la realidad y la ficción. Esta semana dos familias enredadas entre las redes de la miseria y el clientelismo hicieron público su malestar. Pidieron asistencia del estado. Deudas pendientes después de tanta promesa electoral. Planes de trabajo para 120 personas, contención económica, en fin, que el Estado se haga cargo. “En mi barrio no dejamos entrar a Miguel del Sel, trabajamos para Binner, apoyamos siempre al socialismo”, había dicho Claudia Baes según publicó el martes el diario La Capital. Hace dos semanas Oroño y 27 es el hábitat de las familias que trabajan con basura, carros, caballos y mucha rabia. “Yo no dije eso, estoy fuera de la política, no soy puntera”, corrigió Baes a este cronista.
“Quieren plata”, dicen las autoridades mientras alientan un auxilio jurídico que cargue con el desalojo. S.O.S. Bomberos que apaguen uno de los incendios de la ciudad. Quién lleva los palos y quién tira el agua.
A Carlos Mieres quienes lo conocen le dicen Manco. Fue piruja a caballo, ahora aduce lesión física y se moviliza en auto. Se asume como la voz cantante del reclamo de quienes trabajan recolectando residuos en carros traccionados por caballos. Tiene además un prontuario afín. Una larga lista de causas por amenazas coactivas y simples contra personal municipal y proteccionistas de animales en su derrotero como carrero y proveedor de logística a recolectores informales. Dicen los vecinos que organiza cinchadas de caballos en Villa Itati, maltrata y comercia animales en cómodas cuotas. Venta y alquiler. Lo que el ciruja necesite.
“Así como llego y en dos segundos la gente se enloquece y te prenden fuego la municipalidad, si arreglás conmigo sos el rey de este barrio. La gente te va a amar”, promete el Gitano Perotti al intendente Iniguez (que interpreta el actor Carlos Moreno).
Los piquetes surgieron en el norte argentino cuando desocupados cortaban rutas porque en su condición de desempleados no podían hacer paro. Era su modo de expresión. Hoy la herramienta pasó por el lomo de todo aquel que alce la voz contra el Estado. Desde la 125 y los piquetes de la abundancia hasta el despido de un docente en el Colegio El Huerto.
Anclados en el Parque Independencia, parte de la mano de obra usada en elecciones reclama el pago de alguna factura traspapelada “el día después”. Dos familias unidas, recitan el Martín Fierro, eluden la ley, vampirizan a los cirujas y piden flashes que hagan visible el reclamo.
“Si no vienen los medios esto no sirve”, susurran en la esquina. “Hasta que ni lleguen las cámaras nadie enciende una goma”.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Vendetta Narco: para comerte mejor

El taxista llegó puntual a Empalme. Servicio nocturno de una empresa de radio. Desde la casa humilde en la barriada de Rosario suben dos hombres empuñando armas cortas. “Tranquilo pibe que no es con vos. Vamos a buscar un par de piernas”, le dicen al chofer. Un par de piernas, alias "refuerzos", alias "más hombres armados".
Y así fue. Subieron dos más, también enfierrados, al taxi que conducía un muchacho, ya con pánico de morir. “Para que mierda le pagamos al jefe de la seccional si ahora nos dice que no tienen móviles, el boliche hay cuidarlo. O ellos o nosotros”, se preguntan y responden. “Volvemos al barrio, pibe, y no te asustes che, no somos tan feos”.
Llegan a la casita –kioquito de venta de droga - y le tiran el billete de cien para pagar los 30 pesos del viaje. “Quedate con el vuelto”, le dicen. El pibe chofer de radiotaxis nunca más manejó un tacho, según confesó después. Ese habia sido su último viaje.
“En Rosario nadie vende drogas sin permiso de la policía”, dijo ante los oídos del tribunal federal en abril pasado Jorge Halford, un conocido narcotraficante rosarino. Con cáncer y con poco que perder, el acusado de traficar drogas vinculó su actividad a la regulación policial. “El único cartel de drogas que conocí en mi vida es el que maneja la policía”, le había dicho a ese Tribunal silencioso y poco sorprendido.
Dos años antes en junio de 2009 el camarista Otto Cripa García reconoció en una conferencia pública en Las Rosas que “las cajas negras de la policía recaudan cinco millones anuales”. Los encubrimientos policiales, según el Camarista, estaban vinculados a piratería de asfalto, desarmaderos, juego clandestino, prostitución y por supuesto venta de drogas.
El periodista Mauro Federico fue contundente en su libro Pais Narco. La gavilla delictiva llamada Los Monos “manejan en Rosario los quioscos de droga desde Las Flores hasta avenida Pellegrini”, escribió.
Elías Gabriel Bravo tenía 17 años y 30 balas en su cuerpo según constató el forense policial. Lo enterraron esta semana con parte del plomo aun dentro suyo. En la calle, en el barrio, la policía cuenta por lo bajo sus antecedentes policiales. Las muertes impunes que su índice derecho habría gatillado. “Mató como a tres tipos. Le robaba a los narcos, por eso se la dieron”, justifica con cassette de patrulla la vecina ligera.
Las voces multiplican teorías. En cada rincón de la ciudad los soldaditos acribillados trabajan para Generales poderosos. No tan chiquilines de 17 años venden drogas a 500 mangos diarios de ganancia. “Solo le dan la droga y el arma”, dicen en Empalme.
Sobre el ataúd de Elias Bravo sus amigos ofrendaron bolsas con cocaína, armas, fotos, celulares costosos. Tributos para que el amigo las disfrute en la tumba. Vendetta narco para comerte mejor.

viernes, 7 de octubre de 2011

Una esvástica en el pecho


Una cruz esvástica marcada en el pecho de un hombre flaco. Orgulloso y desafiante parado en donde empieza la calle Virasoro. Cerca de lo que se conoce como la barranca. Virasoro después de cruzar el pasaje Santafesino antes de llegar a Convención. En medio de esas casas precarias y los callejones de tierra. Estaba ahí. Justo ahí. Mirando al cronista que perdido intentaba volver sobre sus pasos.
El hombre tatuado mira fijo. Desafía al conductor del auto que ingresó por error a una calle desconocida. Mediodía de mucho sol en un domingo antes del almuerzo. Manos en la cintura y los ojos como un fusil. El auto del cronista lento, inseguro avanza como tortuga hacia el hombre que en cuero y ojotas mira directo y, presuntamente, amenazante.
El cronista detiene el coche y da marcha atrás. Sin incertidumbre ni temor, pero con pálpito de la prudencia. Hasta que una seña respaldó ese instinto de supervivencia. El hombre, flaco semidesnudo y con la esvástica en el pecho levanta las manos y junta los dedos con el pulgar. Los abre y los cierra. La mímica elocuente. “Cagón”.
“Es el Taco”, dice un vecino. “Entrar ahí es una trampa para desconocidos. No hay salida, cuando querés dar vuelta con el auto, te arrebata lo que tengas. De noche es peor. Pero de día tampoco te salvás”, agrega.
El tatuaje. Feroz como símbolo. Dramático y real. Esa esvástica negra inmensa en el pecho raquítico. “No hay locales capaces de tatuar eso”, dijo el Turco, el precursor de los tatuajes en Rosario desde Route 66. “Algunos piden cosas raras, una Virgen sin cabeza, un Cristo prendido fuego, cosas agraviantes para la religión, pero no lo hacemos. Los sacamos del local sin tanta explicación”, agrega.
-Quien puede en Rosario tatuar una cruz esvástica negra y grande en el pecho?, pregunta el cronista.
- En Rosario nadie, aunque en la cárcel puede pasar, porque pasa cualquier cosa, responde el Turco.
En estos tiempos el tatuaje carcelero se hace con máquinas pero sin la estricta sanidad exigida por las autoridades médicas. Hubo épocas que se usaba la goma derretida de los secadores de piso o la suela de las ojotas como materia prima de esa “tinta”. Una vez derretida y fría, se rallaba y la disolvía con alcohol. Ese líquido espeso ingresaba al cuerpo con agujas comunes calentadas a fuego directo con fines sépticos. “Históricamente en la cárcel el que tiene aguante no cambia aguja, está jugado y no le importa nada”, agrega el Turco.
“Cagón”, exclama con silencio y mímica de manos el hombre tatuado. El vehículo retrocede, la esvástica se hace visible con el mediodía y aunque contradictorio, con tanto sol, tanta noche. Un imán para el escape.

miércoles, 27 de julio de 2011

OTRAS FORMA DE DESNUDARSE


En los principios apareció el innovador “Bebe a bordo” en la luneta del auto. Ahora el asunto evolucionó y es, a esta altura del partido, un gesto social de absoluta coherencia. Los coches nuevos, casi cero km, tienen en su cola, en el baúl, calcos de una familia dibujadita. Pegado al fondo del auto para quien quiera verlo, papá, mamá, pibitos, mascotas… Lo que el dueño quiera mostrar. Casi como un simple facebook callejero. Un retrato familiar en dibujitos expuesto para quien guste pispearla.

Dicen quienes venden el producto que la moda llega a nuestras calles desde Brasil. Algún turista se enamoró de la idea y la trajo. Un eficiente ploteado (con 5 años de garantía) con la figura de un matrimonio con dos niñas y un perro, con un matrimonio con tres varones y dos gatos, o una parejita aun sin pibes pero además del perro una tabla de surf que devela el gusto por ese deporte. En fin, el reflejo en el auto de lo que uno tiene “afectivamente”.

En Rosario Belén Martoglia es responsable de la franquicia local del catálogo de stiker familia (www.stikerfamilia.com) y vende un stock bastante nutrido. Abuelos, papás, adolescentes, niños e infantes (bebés) y toda gama de mascotas (perros y gatos pero también conejos, peces y tortugas!)

“El boom de la exposición hace que muchos quieran mostrar su familia en el auto. Incluso algunos ponen el nombre de cada integrante, aunque yo no lo recomiendo, por la inseguridad” dice Belén.

El costo de cada integrante es de 10 pesos. Y ellos hasta ofrecen entregar puerta a puerta el producto y ayudar a quienes no se dan maña a colocarlo en el “mejor lugar del coche”. La alternativa sino es ver un veloz video donde muestran cómo colocarlo “de la mejor manera”,

El éxito del producto animó a varias empresas rosarinas a emprender su propia línea de diseños. Ojotitas del tamaño de cada integrante o incluso con los colores de Central y Ñuls. Toda una delicadeza estética. Auto con familia de cinco pibes canallas o lepras a bordo! Ah! y pecesitos en casa.

En tiempos donde las fotos íntimas se muestras en público y con escaso pudor, este gestito de idea no desentona. Entre la foto láctea de Silvina Escudero, las puteadas del Tano Passman o la autofoto de sexo entre Juanita y “manguerita” Valenzuela. Dibujitos familiares para desnudarnos mejor.

jueves, 14 de julio de 2011

¡Por una cabeza?



Cinchadas de caballos en Villa Itatí. Dos carros y sus dos caballos, atados culo con culo miden fuerzas. Carro (caballo y carrero) que retrocede paga la coca o lo que se haya apostado.

Así es en el corazón de la barriada ubicada en Pueyrredón y Garibaldi. Así lo confirma un video casero en poder de la protectora de animales Verónica López Nordio. Lógica de jugador. Pierde paga. Ni hablar del caballo que le dan como en la guerra y, que lejos de ser herramienta de laburo, es sometido a torturas inimaginables, como el cable con 220 voltios que le ponen en el centro del traste para que recule.

Cuando cuarenta carreros aparecieron el pasado 7 de julio protestando contra los chips y bancando la utilización del caballo para acarrear la basura rosarina frente a la municipalidad sobre ellos sobresalía la presencia de Carlos Mieres, el hombre apuntado como el “matón de los carreros” y dueño de una larga lista de acusaciones en su contra. Judiciales y públicas. Para todos los gustos.

“Manco Mieres te conozco ! te conozco a vos a tu mujer y a tu hijo !!! Delincuente ! no andas en carro pedazo de hijo de una gran puta , no queres los chips porque se te terminan las cinchadas !! que te van a importar tus compañeros cartoneros por favor si tu negocio es otro ! Tanto vos como tu hijo tienen millones de denuncias por agresión !”, escribió en una denuncia pública una militante defensora de los animales. “Un pesado del barrio Itatí”, amplió Verónica López Nordio quien se encarga de mostrar imágenes de las cinchadas en la villa, grabadas por los propios vecinos.

Pocos en el barrio se le animan al Manco Mieres. Según consta en los tribunales desde el 2007 hasta hoy acumula varias denuncias por amenazas coactivas y simples, daños, lesiones culposas, asociación ilícita, encubrimiento y por hacer falsas denuncias.

“Ellos no son carreros, son algo más. Alquilan los caballos, los venden, los traen robados de otras provincias y los ponen a trabajar con la gente del barrio. Les cobran por semana”, agregó llena de impotencia Verónica López Nordio.

A los proteccionistas les resulta extraño saber que cada vez que la justicia organiza un operativo para develar las cinchadas, las mismas desaparecen por esos pases de magia tan criollos. “El uso del caballo como tracción de carros hace invisible un negocio más grande”, insisten.

Los de Miere, lo que se niegan al chip de los caballos, quieren seguir explotando el negocio de venta y alquiler de animales, según dicen los proteccionistas. Por nueve mil pesos Mieres te arman el combo carro-caballo, confiesan. “Negocio redondo para este tipo. Los veterinarios municipales tienen miedo a represalias, la policía no se mete y la política elude responsabilidades por el costo de los votos.

Del primer piso de un departamento ubicado en Oroño al 1100 (que vale 2.500 u$s el metro cuadrado) un carrero carga de escombros su carro. El caballo se prepara para hacer la fuerza del siglo. Tal vez le resulto menos castigo que los 220 voltios que le meten en el culo para que gane la cinchada. Aunque el final es el mismo. Muerto en la villa y a la olla el días después. Provecho.

lunes, 4 de julio de 2011

Pequeño amor, Morbo führer tv?

¿Inspirado en el boom Noelia (la bailarina petisita del programa de Tinelli)?
No lo sabemos con precisión pero la sospecha está.

¿Buscan enanas para que trabajen de putas?


Primero fue Polvorita?, Oscar Carmelo Milazzo enano de Circo divo de la tele picaresca de aquel Olmedo todopoderoso.
Camino que también eligió la tele cuando se alimentó de la baja estatura de Jaimito Cohen en Calabromas.
Si, soy petiso y me la piso, bramaba el enano González cuando alguien intentaba merodearlo con algun chiste boludo sobre su talla.
Si lo conocías no te reias.
Se la pisaba de verdad.
En el circo de esta cruel mentira respiran los enanos de tu mierda preferida.
Los grossos, era el nombre de una banda de muchachos dispuestos a que se le rian en la cara. Enanos, petisos y sin vergüenza. Tambien cotizaron su orgullo en las tesorerías de los canales porteños.
Ahora buscan putas enanas para que las empalen en un puticlub rosarino. Baila, baila, chiquita. Mientras Marce no está.
¿Te gusta?