jueves, 14 de julio de 2011

¡Por una cabeza?



Cinchadas de caballos en Villa Itatí. Dos carros y sus dos caballos, atados culo con culo miden fuerzas. Carro (caballo y carrero) que retrocede paga la coca o lo que se haya apostado.

Así es en el corazón de la barriada ubicada en Pueyrredón y Garibaldi. Así lo confirma un video casero en poder de la protectora de animales Verónica López Nordio. Lógica de jugador. Pierde paga. Ni hablar del caballo que le dan como en la guerra y, que lejos de ser herramienta de laburo, es sometido a torturas inimaginables, como el cable con 220 voltios que le ponen en el centro del traste para que recule.

Cuando cuarenta carreros aparecieron el pasado 7 de julio protestando contra los chips y bancando la utilización del caballo para acarrear la basura rosarina frente a la municipalidad sobre ellos sobresalía la presencia de Carlos Mieres, el hombre apuntado como el “matón de los carreros” y dueño de una larga lista de acusaciones en su contra. Judiciales y públicas. Para todos los gustos.

“Manco Mieres te conozco ! te conozco a vos a tu mujer y a tu hijo !!! Delincuente ! no andas en carro pedazo de hijo de una gran puta , no queres los chips porque se te terminan las cinchadas !! que te van a importar tus compañeros cartoneros por favor si tu negocio es otro ! Tanto vos como tu hijo tienen millones de denuncias por agresión !”, escribió en una denuncia pública una militante defensora de los animales. “Un pesado del barrio Itatí”, amplió Verónica López Nordio quien se encarga de mostrar imágenes de las cinchadas en la villa, grabadas por los propios vecinos.

Pocos en el barrio se le animan al Manco Mieres. Según consta en los tribunales desde el 2007 hasta hoy acumula varias denuncias por amenazas coactivas y simples, daños, lesiones culposas, asociación ilícita, encubrimiento y por hacer falsas denuncias.

“Ellos no son carreros, son algo más. Alquilan los caballos, los venden, los traen robados de otras provincias y los ponen a trabajar con la gente del barrio. Les cobran por semana”, agregó llena de impotencia Verónica López Nordio.

A los proteccionistas les resulta extraño saber que cada vez que la justicia organiza un operativo para develar las cinchadas, las mismas desaparecen por esos pases de magia tan criollos. “El uso del caballo como tracción de carros hace invisible un negocio más grande”, insisten.

Los de Miere, lo que se niegan al chip de los caballos, quieren seguir explotando el negocio de venta y alquiler de animales, según dicen los proteccionistas. Por nueve mil pesos Mieres te arman el combo carro-caballo, confiesan. “Negocio redondo para este tipo. Los veterinarios municipales tienen miedo a represalias, la policía no se mete y la política elude responsabilidades por el costo de los votos.

Del primer piso de un departamento ubicado en Oroño al 1100 (que vale 2.500 u$s el metro cuadrado) un carrero carga de escombros su carro. El caballo se prepara para hacer la fuerza del siglo. Tal vez le resulto menos castigo que los 220 voltios que le meten en el culo para que gane la cinchada. Aunque el final es el mismo. Muerto en la villa y a la olla el días después. Provecho.

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