jueves, 14 de octubre de 2010

El Espantapájaros y El Viajero

fragmento.

por Roberto Francisco Eugenio Caferra

No sé si fue el viento, o la cosquillita que me hizo el pastito en la oreja, lo que me despertó. Mi sueño había sido profundo hasta ese momento, producto del andar sin rumbo y de un final hacia la nada, para encontrarme...tal vez con nadie...tal vez con todos, o solo tal vez...

Abrí primero un ojo, luego el otro y luego con ambos intenté descubrir el mundo que había abrazado mi muerte chiquita. Estiré mi cuerpo cual largo era, creí sentir crugir la hierba bajo mio, junto con mis huesos... Bostezé (me dolió la cara) y apoyándome en las manos me senté.

Mis ojos fotografiaban mi alrededor y de pronto lo ví. No sé si estaba antes de dormirme... la verdad es que antes no lo vi, pero ya y con mis otros sentidos despiertos lo rehice en sus hilachas y paja, en su cuerpo de arapos y tiempo... inclinado hacia algún lado, sus brazos abiertos en un saludo. Estaba el espantapájaros.

Me paré sobre mis pies y titubeando fui hacia él... Nada me reclamaba, sólo la curiosidad de saber sus porqué, sus historias de nunca o sus noches del camino que no fue...

Espantapájaros, del despertar de un sueño. Confundiendo los mios en su andar con los suyos, en su inmóvil esperar...

Espantapájaros que me viste antes de yo despertar, ansioso de contarme los porqué y los no sé que, de tanto esperar...

Estabas allí, tu cabello de paja vieja y seca... Tu camisa inflada de historias o quizás nostalgias (la tierra no es mugre) Las mangas vacias saludando con el viento por si algún pasajero pasa y ese armazón de madera que supuestamente te mantiene, que se ha inclinado por respeto a algún viento o por alguna lluvia o solamente porque sí, porque ha pasado el tiempo.(…)

Espantapájaros que me cuentas de tu esperar y desesperar. Que el viento trae noticias de otros mundos, polen de nuevas flores, cosas que en mi largo andar jamás oí, por no detenerme a escuchar o solamente por eso, porque jamás oi. Porque tu espera inmóvil es como mi andar sin rumbo, queremos, intentamos escuchar todo y somos los sordos, sordo inmovil, sordo ambulante, sordos los dos... (…)

1 comentario:

  1. Cuantos espantapájaros hay en la vida y les pasamos sin verlos. Tanto tienen para decir pero no escuchamos y al mismo tiempo nosostros mismos nos convertimos en espantapájaros porque seguramente tenemos algo para decir y no hay nadie para escuchar. Abrazo!

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